Somos del cacharrismo

Cacharrismo es nuestra palabra de moda. Es sonora y se explica sola: habla de tecnología, de interacción física con un toque lúdico y divertido… de llenar La Nave de chips y leds, de sensores y baterías… y de aprender de la mejor manera posible: imaginando escenarios, tocando, destripando y recomponiendo, sin miedo a fallar porque hacer es aprender.

La gente de Gamestar(t) son auténticos expertos en cacharrismo, en pedagogías libres y en el noble arte de aprender jugando.

Sabemos que se toman el juego muy en serio, así que les propusimos un reto: diseñar un taller para familias donde mayores y peques lo pasaran bien. Y la verdad es que cuando vinieron a La Nave, niños y niñas, padres, madres, tíos y tías, disfrutaron como enanos creando juntos. Pensamos en cacharros y niños, y ¡ojocuidao, a ver si se van a cargar algo o se van a electrocutar! Pero no,  Mikel nos cuenta que «la destrucción es un proceso clave de la creatividad y que desmontar las cosas a martillazos puede ser una oportunidad para aprender y para crear cualquier otro tipo de objeto que se pase por la mente». Aplaudimos con las orejas y nos dejamos llevar.

Nos preguntamos y le preguntamos a Mikel (aunque hablar con uno es como hablar con todos) cómo nos está cambiando la tecnología. Él da por hecho el cambio: «la tecnología ya no suple una necesidad, potencia al cuerpo humano» y lo que le preocupa es cómo debe ser ese cambio, «eligiendo de forma consciente y responsable». Es decir, el cambio tiene que ser «crítico, desde una postura donde el individuo pueda elegir, cribar y comprender lo que le es deseable y lo que no». También trabajan activamente los temas de género en su proyecto: «queremos romper con esos roles genéricos y fomentar una convivencia en igualdad y respeto».

En su taller del Medialab han derrocado al rey: «La asamblea es un espacio donde todas y todos hablamos en igualdad de condiciones y las decisiones son tomadas por disenso, es decir, a partir del debate y la controversia«. Debate y controversia, ¡bien! Lo más importante, dice, es que se trata de un aprendizaje «que potencia la autoestima y, por tanto, genera personas capaces de de desenvolverse por sí mismas».

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En La Nave nos hemos quedado con ganas de seguir experimentando en ese espacio donde se juntan las familias, los cacharrismos y el juego. La próxima cita será con otro grande: Rafa de Bofarull, aka Arnauti, y su taller diminuto. ¡Atentos a sus pantallas!

Pst: Las fotos son de Nacho Gil. El vídeo lo rodó Pau y lo montó Giu.